EL14 de noviembre de 1921 tuvo lugar un hecho sin precedentes en la antigua Basílica de Guadalupe de la Ciudad de México. Ese fue el día del atentado contra la Virgen de Guadalupe.De un grupo de trabajadores que se encontraban dentro de la Basílica, salió un hombre con un ramo de flores. Caminó hacia la imagen de la Virgen de Guadalupe, colocó las flores debajo de ella y se alejó con rapidez

Momentos después, un estruendo se escuchó justo a los pies de la imagen de la Guadalupana.LA gente presente buscó al responsable con la idea de lincharlo. No querían dejar ir al culpable.Minutos después el presidente de La Villa arribó a la basílica. Había recibido una llamada del entonces presidente de la república Álvaro Obregón
EL presidente le había ordenado evitar que lastimaran a quien había cometido el acto que vulneraba a la imagen de la virgen del ayate.Sin embargo, y a pesar de la destrucción que había provocado el explosivo, la imagen de la Virgen de Guadalupe permanecía intacta. Los fieles consideraron que estaban presenciando un auténtico acto milagroso.

LAS investigaciones en torno al atentado en la basílica comenzaron. Y también crecían los rumores acerca de la responsabilidad del presidente Obregón, conocido por su postura radical en contra de la Iglesia Católica.
Según habitantes, lo habían escuchado hablar sobre el deseo de terminar de una vez por todas con la imagen de la virgen de Guadalupe.
Días posteriores aún no se había castigado a ninguna persona después del ataque. El día 17 la Asociación Católica de la Juventud Mexicana convocó a una marcha.Querían exigir justicia y castigo al responsable del atentado contra la Virgen de Guadalupe.Esa mañana la avenida de San Francisco se vio repleta por cientos de fieles quien portando estandartes de la Virgen. Exigían que no quedara impune el hecho, al tiempo que celebraban con vivas a la virgen que milagrosamente había sobrevivido.
Parte de la historia de este suceso, refiere que aquel 14 de Noviembre, “Alrededor de las 10:30 de la mañana, estalló una bomba de dinamita que se hallaba oculta entre las flores. Los desperfectos fueron en las gradas del altar, que son de mármol, en los candeleros de latón y en esta Sagrada Imagen de Ntro. Señor Crucificado, que retorcida cayó al suelo”.

El pesado crucifijo de bronce se dobló hacia atrás a causa de la explosión, evitando así que el impacto de la bomba dañara la Sagrada Imagen. Desde ese día, fue nombrado como el “Cristo del atentado”.
En el relato mencionado, se señala que tras la explosión, el cristal del cuadro que protegía la imagen de la Virgen de Guadalupe “ni siquiera se estrelló”.
