«Mi corazón está destrozado», dijo su mamá. «Pero dedicaré cada minuto a enseñar amabilidad en memoria de mi hijo». Una campaña con la etiqueta #DoitforDrayke (Háganlo por Drayke) busca fomentar que los más pequeños aprendan a no atacar o herir a otros.
«¿Qué podría causar que un niño de 12 años perdiera toda la esperanza en su corazón?», se preguntó el padre de Drayke Hardman, de 12 años, quien se quitó la vida hace pocos días tras ser víctima de bullying en su escuela del condado de Tooele, en Utah.
«¿Debería culparme a mí mismo? ¿O culpar al bullyde mi niño dulce?», continuó Andy Hardman, refiriéndose al otro pequeño que desestabilizó psicológicamente a su hijo. «Culpo al sistema. ¡Culpo al hecho de que esos bullies existan! ¿Cómo existe tanto odio en este mundo que permitimos que nuestros niños hieran a otros niños?».
Para él, la respuesta es simple: «Como nos atacamos entre nosotros, los niños aprenden que está bien, y eso les ayuda a llenar los vacíos que tienen por falta de confianza. Creen que eso los vuelve cool (…) Mi hijo nunca tendrá un futuro de ningún tipo por culpa de un niño cobarde. ¿Por qué lo trataba como no fuese un ser humano?».